En sus inicios la escritura no era escritura propiamente dicha, mas bien, representaba los primeros pasos de la expresión escrita. Estos primeros esbozos de escritura destacaban por su estética, vibrantes colores y formas. Si queremos establecer un orden cronológico, según el criterio de aparición, sería el siguiente; alfabeto Sumerio, Egipcio, Sinaítico, Cananeo, Fenicio, Griego arcaico, Etrusco, y, por último, el Alfabeto Romano.
Desde la época de la escritura jeroglífica los instrumentos utilizados en la escritura, la inclinación de la pluma, y el corte de las mismas, han diversificado la tipografía en el hombre. Tenemos la escritura lapidaria (en piedra), documental (en documentos), rústica (en los libros), y el surgimiento de la diferenciación entre mayúsculas y minúsculas.
Curiosamente, en la antigüedad se escribía de izquierda a derecha y viceversa, siendo esta técnica fundamental en la traducción de textos, entre los cuales destacan los textos Etruscos. El esplendor de la escritura romana pura duró hasta el siglo VI a.c. A pesar de que el empleo de mayúsculas era una práctica bastante antigua, no es hasta el siglo IV a.c. en que surge en África una escritura en base a mayúsculas más evolucionada, siendo su característica más destacada los bordes redondeados, dando origen así a la escritura uncial.
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